domingo, 18 de junio de 2023

Lo que he aprendido entrevistando gente

 Desde hace cosa de dos-tres meses, estoy teniendo la oportunidad de volver a hacer entrevistas a la gente y me está resultando tan satisfactorio como frustrante (ya que dichas entrevistas no me ponen garbanzos en la mesa). Pero satisfacciones y frustraciones aparte, lo que me está resultando de verdad es muy valioso en mi “formación profesional” (oye, siempre se puede seguir aprendiendo en la vida, hace poco mi amiga Brendita me reveló el gran secreto del universo: para que el té no se derrame cuando te ponen esas jarritas metálicas en las cafeterías, tan solo tienes que abrir un pelín la tapa al servirlo).

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Y es que uno llega a la entrevista de turno, ya sea por Zoom o en persona, con su guioncito bien preparado, sus preguntas bien hiladas, su investigación previa más o menos bien hecha… pero luego a la gente le da por ejercer eso del libre albedrío y la cosa no sale como uno pensaba. Suele salir mejor, de hecho. Esto me ayuda a ir puliendo mi “técnica” (si es que podemos llamar así a mis recolecciones de preguntas bajo el exigente criterio de “me parece que suenan bien”) de cara a futuras entrevistas, de las que espero obtener aún más chicha, más titulares, más honestidad brutal. YO LO QUE QUIERO ES QUE MI PREGUNTA ATRAVIESE EL ALMA DE LA PERSONA COMO SI FUERA UNA FLECHA DE LA VERDAD… o que me contesten algo gracioso. Una de dos. Una de dos sería un buen nombre para una telecomedia sobre gemelas (nota mental: escribir un tratamiento de guión).

Ojalá hacer de estas profesionalmente… Monta un medio y contrátame, team work makes the dream work!

Pero a lo que íbamos, he aquí “LO QUE SÉ DE LA VIDA” versión entrevistas (que, por cierto, era la forma de encarar las entrevistas hace años en la revista Esquire -creo que lo han cambiado- y me encantaba: eso de eliminar las preguntas del entrevistador y vender cada respuesta como una verdad absoluta sobre la existencia por parte del entrevistado siempre me pareció maravilloso). Debo agradecerle a MAT del podcast Scanners la oportunidad que me ha brindado de poder ejercer mi profesión, podéis escuchar algunas de estas entrevistas (otras aún están en talleres) pinchando sobre cada protagonista: Fernando Lobo (Cines Embajadores), Jesús Mateos (Cines Paz MK2), Josep Parera (Phenomena). Pero no quiero hablar tanto del resultado final de una entrevista (que implica una buena labor de edición), sino más bien del making of, de cómo prepararse, encararlas o lidiar (lozano) con ellas en tiempo real. Ah, por cierto:

-Pero Juan, acabo de escuchar una de esas entrevistas en las que tanto estás aprendiendo y no hay ninguna gran revelación sobre el universo, ni la verdad, ni alma de la gente, ni esas cosas de las que hablas…

-Lo primero: TE MATARÉ. Lo segundo: ¿no te he dicho que estoy aprendiendo? ¡Todavía soy un señor con ruedines en esto de las entrevistas! ¡Dame tiempo!

-Pero Juan, yo no poseo el tiempo, de hecho, el tiempo es un concepto inasible que no puede ni debe ser manip—

-SHUT THE FUCK UP.

Venga, a lo que íbamos, esas cositas para que las entrevistas vayan como la seda o, al menos, para que fluyan. Vamos allá:

  • Yo tiendo a dividir mis entrevistas en bloques (por ejemplo: preguntas generales, trabajo en concreto del entrevistado, predicciones de futuro) y esto me es muy útil para saber, al menos de antemano, que tengo varios “campos” donde jugar. Si le pregunto por su infancia dando de comer alpiste a los canarios en Teherán (not based on a true story) y el tío o tía se tira diez minutos hablando de lo bien que le comían los canarios pues puedo seguir tirando del bloque “personal” o bien saltar al bloque “profesional” porque ya me ha llenado el personal. Es bueno contar con una cierta estructura a priori, una especie de red para que no te puedas caer (¿te imaginas un “mmmm, pues no sé qué más preguntarte”? ¡Terrible como el payaso de Terrifier!)

  • Preguntad sobre los canarios que tenían de pequeños, parece que este tema puede funcionar muy bien (o eso dicen en un post eterno que he leído en LinkedIn)

  • Los bloquecitos de preguntas y las propias preguntas no son puertas estancas; si le preguntas por los canarios de finales de los 70 en Teherán y te salta a 2023 y te dice “de hecho, todo lo que aprendí dando de comer a los canarios me ha sido muy útil en mi labor como editor de la revista Esquire ya que aquella constancia es la que requiere mi revista y te quiero contar que para este año tenemos preparado…”, ¡dale carrete! Que se explaye. No le digas “espera, espera, que luego llegamos al bloque de tu labor en la revista”. La entrevista no va de “respetar tus tiempos”, sino de conocer al entrevistado y lo que hace. La mente de las personas (especialmente de la mía, I SHOULD KNOW!) salta de un sitio a otro y conforma discursos, la mayor parte de las veces, deslavazados. Pero en mitad de ese deslavazamiento, cuando el entrevistado se está enrollando como una persiana, es cuando puede saltar la liebre, el titular, esa gran verdad. ¡Que hablen!

  • Aprende a saltar como en Hayden Christensen en Jumper (I love that movie). Si el entrevistado viaja de su infancia al tiempo actual pasando por sus años teenager, ¡adáptate! Si le preguntas por los canarios y DE PASO YA TE CONTESTA A LA PREGUNTA 3 del “bloque profesional”, ¡aprovéchalo! Dos pájaros (canarios) de un tiro, deja que la entrevista fluya, solo tienes que tachar (mentalmente o tachar de verdad) esa pregunta como ya contestada y seguir con la entrevista

  • Para recuperar cierto orden en la entrevista, recomiendo reconducir con un amable “ahora te pregunto un poco más por tu labor en Esquire, pero quiero volver a tus ORIGINS porque hay una cosa que me intriga”… y tú mismo le vendes la moto de que estás super-interesado sobre algo a modo de cebo para que él mismo se interese, ¡le haces clickbait de tus propias preguntas, eres un maldito genio! Aunque si su respuesta ha dejado el balón botando para seguir tirando del “bloque profesional”, no lo desaproveches. Si te dice que “ahora en Esquire las cosas van a cambiar radicalmente y se viene una revolución en el sector” no le salgas tú con “sí, sí, pero volvamos a tu infancia”… ¡mete los goles si estás a puerta vacía, muchacho!

  • Es bueno que se enrollen, pero no que lleven ellos la entrevista: a ver, que cuanto más hable el entrevistado más material vas a tener para sacar algo bueno, pero si has hecho un buen trabajo previo de investigación y sabes por dónde “atacarle” (con cariño), es importante que dirijas tú la conversación y le vayas reconduciendo sutilmente. Se trata de preguntarle las 4-5 preguntas DE ORO que tienes pensadas o escritas (yo recomiendo escritas), no de que se te escape “vivo” con sus divertidas anécdotas pajariles. En resumen: muy bien lo de los pajaritos, pero yo quiero saber lo de los pozos de pétroleo ilegales. Pajaritos y petróleo, es la regla que usan en el New York Times

  • Recomiendo llevar las preguntas escritas negro sobre blanco, si solo las llevas pensadas la cosa muta en tertulia o “deliciosa charla” y luego para editar es un infierno emocional y se te van a quedar muchas cosas en el tintero (¡el tintero que debiste usar para escribir tus preguntas con una pluma en un papiro, muchacho!)

  • Y la verdad es que podría seguir hasta las cinco de la tarde con temas como la relación con el entrevistado, la edición, qué son esas preguntas “de oro”, cómo usar las entrevistas pasadas al entrevistado para tu absoluto beneficio y muchas cosas más, pero tendrás que ir a comer y esas cosas, TO BE CONTINUED.


All by myself…

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