lunes, 20 de marzo de 2017

Hacer buenas críticas cinematográficas es fácil si sabes cómo (y yo no sé cómo)


Siempre he querido escribir bien críticas de cine. Pero siempre acabo cediendo a escribir deprisa y un poco en tono "popular". No popular en plan sencillo y elegante y bellísimo como Roger Ebert, sino popular en plan chabacano. Para escribir buenas críticas de cine hay que tener una larga vida fílmica a tus espaldas y un largo talento como escritor (como el que hace falta para no escribir construcciones tan horribles como "largo talento"). Acabo de leer una de Jonathan Romney en un número pasado de Sight & Sound que me ha encantado. Es de Manchester by the Sea, la película que quería que ganara el Oscar (perdóname, La La Land, soy lo peor) porque me pareció sencillamente una obra maestra; como esta crítica, de la que destaco un par de párrafos que te descubren otras capas de la cebolla, te amplían la experiencia cinematográfica, te la ensanchan, te la convierten en unos baggy-pants que flipas. Cuando una crítica te provoca una segunda lectura, no necesariamente distinta pero sí más profunda, más avezada, de la que ya tenías de un film... ¡qué maravilla!

The term "tip of the iceberg" comes to mind when watching Kenneth Lonergan´s Manchester by the Sea. That is partly because his third feature is a very wintry film; featuring repeated shots of its protagonist shovelling snow, Manchester is a story about a man´s life frozen in suspense, about a winter of the soul. But the film also makes us feel that that, both in terms of its narrative and characters, we are only seeing the tip of the iceberg in the sense that what is shown on screen only partly lays bare the intricacies of this particular drama. Lonergan has made a film of great directness and simplicity that nevertheless constantly gestures at a larger complexity (...) 
Narrative intricacy apart, Manchester by the Sea might easily register at first sight as a classic American mainstream take on emotional drama: unproblematic Sundance realism. Yet Lonergan is grappling with the complex unmanageability of human experience in a way that is both sensitive and generous, attending to his characters´fine shadings without foregrounding his own stylistics, which are modestly downplayed (...)

domingo, 19 de marzo de 2017

Wonder Woman, Wonder Promise


Con cada declaración de la directora Patty Jenkins, más ganas tengo de ver Wonder Woman. En este extracto habla de qué películas le inspiraron y, francamente, todo suena a música celestial. La película se estrena en junio en casi todo el mundo y pienso estar el primero en la cola (bueno, realmente no estaré en la cola porque saco las entradas por internet y el muchacho de la entrada me lee el código directamente de mi pantalla, gracias móvil moderno).

It ended up being very Superman. For me it’s Casablanca a lot. It came up a lot. And Indiana Jones. It’s those three films. It’s a classic film. We’re making a classic film. We care about humor. We care about epic. We care about heroicism. We care about arc and story. Make it elegant. Go for it. Don’t hold back. Just try for that pocket all the time. Really those three films with a kind of war hero, who Steve Trevor is. Indiana Jones or Rick from Casablanca meets Wonder Woman and I’m in.
Relacionado: Wonder Woman es (casi, un poco) la primera superheroína 

jueves, 9 de marzo de 2017

No puedo no comprar libros




Si existe el turismo gastronómico, ¿existe el turismo literario? Claro que sí. Buscas en Google “turismo literario” y te salen más de 600.000 resultados. La Wikipedia, siempre fiel como el (difunto) perrito de Lycos, define el término como ir a los sitios que aparecen en las novelas o ir a los sitios donde los escritores escribieron novelas famosas. Sin embargo, este no es el turismo literario que yo practico. Ni de lejos.

En mi reciente viaje a Barcelona practiqué una vez más mi particular versión del turismo literario, que quizá podríamos llamar “turismo de dejarse la pasta en las librerías locales”. La cosa es tal que así: voy a un sitio, me quedo FASCINADO con todas las novedades editoriales que veo allí, y arramplo con media librería (repetir el proceso en tres o cuatro tiendas distintas). Esto acaba resultando en dolores de espalda, ya que cargo por toda la ciudad con toneladas de libros, como si me dedicara a los portes. La idea siempre es ir sin maletas a mi destino para no poder comprar nada… pero la cabra tira al monte, y el mío está forrado de papel. A mitad de viaje improviso y me compro alguna mochila o bolsa de mano de bajo precio para llenarla de mis queridos libros. Si se vendieran alforjas, compraría alforjas.

(Una vez compré en una Charity Shop de Londres una maletita de lasBratz que me vino de perlas… sí, hubo miradas en el aeropuerto… pero aquellas Bratz me dieron un soporte máximo, siempre han estado conmigo y, una vez más, resolvieron).


Este hábito enfermizo de adquirir libros allá donde voy bien lo conoce (y bien lo sufre) Loida, que viendo Roma Ciudad Abierta se acordó de mí en el momento de la foto que encabeza este post. No puedo evitarlo. Es superior a mí. Cualquier deseo previo de “esta vez no me voy a comprar ningún libro” queda inmediatamente quebrado en cuanto entro en una librería de la ciudad X. No puedo no comprar libros. ¿Es grave, doctor?

martes, 7 de marzo de 2017

Boss Baby, eres mágico



The Boss Baby
es uno de los conceptos más divertidos que he visto en años. Cuando vi el tráiler, me subyugó como un vampiro. Ya le obedeceré siempre. La idea de un señor mayor, talludito, haciéndose pasar por bebé para obtener los favores de una familia (a la que quiere extorsionar por motivos que desconozco –en el tráiler no se desvela-) me parece maravillosa, revolucionaria. Grandiosa.
Además del tráiler (que empieza a molar de verdad cuando se descubre el tocomocho, debajo lo teneis), hace poco vi el libro de arte de la película y mi amor por esta película no ha hecho sino aumentar. Os digo algo, dudo mucho que vaya a verla (no conecto con las películas de animación, tienden a aburrirme, no se por qué), pero este Boss Baby puede conseguir imposibles. Lo cierto es que me encantaría arrodillarme ante él. Es un faro al final del camino, es la luz que debe guiarnos. ¡Oh, Boss Baby, qué bueno que viniste!
 


Por cierto, en España han matizado las facciones del "Bebé Jefazo" (venga, aceptamos pulpo, la verdad es que me parece una traducción apta, en Sudamérica será Un jefe en pañales) y lo han hecho un poco menos malo; fijáos en esos labios más pequeños, ese ceño un poquito menos fruncido, ese "tan solo es un bebé, que no se nos asusten las familias"... ¡maldita sea, no intentéis cambiar a Boss Baby! ¡Él no se somete! ¡Él no atiende a razones comerciales! El Bebé se vengará. Y su venganza será terrible.
 

lunes, 6 de marzo de 2017

Chicas del tren de los 90 (o el Domestic Noir de antes)


Quiero romper una lanza (en la cabeza de los críticos) a favor de La chica del tren, una de esas películas denostadas por la prensa especializada que luego ves y dices “Oye, pues qué buen rato, ¿no?”. A ver, la peli es lo que es: una tv-movie con más medios, pero es que Emily Blunt lo da, los giros de guión salen como las setas y, francamente, ya era hora de recuperar en cine estos “thrillers de las pasiones bajas” que abundaron en los 90.

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viernes, 3 de marzo de 2017

¿Trabajar para Gordon Gekko? No, gracias


Ayer fui a una entrevista de trabajo para un trabajo que realmente no me interesaba. A veces uno dice que sí por teléfono y cuando llega el día de la entrevista dices: "qué pereza, ¿no?". El sitio estaba bien lejos de mi casa (vivo en el centro de Dublín), y no es que lo buscara en Google Maps por "NON PLUS ULTRA"... pero para llegar a la empresa tuve que coger el tranvía y luego hacer dos o tres pruebitas de resistencia. La mujer que me entrevistó por teléfono (muy maja ella por teléfono, SPOILERS: luego no tanto) me dio unos cuantos tips para llegar: "cuando cruces la calle principal ve hacia el gran edifico de pisos inacabados, la estructura vacía, y luego gira a la izquiera...". Qué poco sabía yo que esa CARCASA VACÍA sería en última instancia todo lo que esa empresa tenía que ofrecer (cuelgo aquí debajo la foto de ese mastodonte empty, sin nada más que ofrecer que un envoltorio, cuando le di al click en el móvil ya estaba armando en mi mente este flamante post. FLAMANTE).


Las oficinas de la empresa estaban ubicadas en una cosa llamada "UNIT 21" de una especie de parque empresarial. La Unit en cuestión es, efectivamente, una unidad, una especie de tetra-brick que, en lugar de leche fresquita, aloja señores y una empresa pequeñita. Cuando abrí la puerta allí había una mesa, una cocinita y un despacho, fin. Sentí auténtico asco. Y pavor. Pero oye, a lo mejor el trabajo estaba bien y ofrecían buenas condiciones y... Nada de eso hubo en mi entrevista. O quizá sería mejor decir interrogatorio. La señora irlandesa y el señor de algún sitio del mundo que no puedo determinar (definitivamente not Irish) me crujieron a preguntas del tipo "¿Eres ambicioso?", "¿Puedes manejar la presión?" "¿Estás dispuesto a gritar a la gente?"... Me hubiera gustado hacer un Zack Morris, pedir tiempo muerto y congelarlos para hablar directamente a la cámara: "YO, ESTA MIERDA, NO".

Me parecieron dos ratas obsesionadas con hacer dinero, crecer, aplastar, mentir, generar negocio. A mí todo eso siempre me ha importado CERO. Personalmente. Así que imaginad crear todo eso para otra persona. Me pareció todo lo malo que hay hoy en día en el mundo. Empresas cuyo primer objetivo del año es tener más beneficios que el año anterior porque... ¿por qué, exactamente? Hemos asumido, como sociedad, que es lo reglamentario: ganar siempre más y más. Yo esto, en mi cabeza, no lo entiendo. Claro que mi cabeza es un sitio complicado, pero al menos tiene claras dos cosas:

1/Empresas que hacen cosas chachis y, además de hacerse ricas, quieren aportar algo: BIEN
2/Empresas que solo quieren enriquecerse y les da un poco igual cómo: MAL

Bordé la entrevista. Mi política es "BORDA SIEMPRE LA ENTREVISTA". Tiempo habrá para decir que no o para que descubran que soy raro, lo que antes llegue. Pero en mi cabeza les di un fuerte abrazo a estos dos Gordon Gekko-wanabes, una raza de seres que poco a poco se ha apropiado de todo esto.

Qué pena, ¿no?

jueves, 2 de marzo de 2017

¿Qué es el Pancake Day?


Si vas a tu trabajo y el plato especial del día en la cantina (así llaman al restaurante de la empresa) son las pancakes… es que es el día de la tortita y vas a engordar un pelín. Pero oye, las tortitas están top (sigo apostando por las del Vips contra viento y marea) y que el calendario marque que un día en concreto DEBES COMER SÍ O SÍ TORTITAS pues como que muy bien, ¿no? ¡Peor sería lo de The Purge!

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miércoles, 1 de marzo de 2017

The Vampire Diaries cierra el diario


El otro día contaban en la Entertainment Weekly cómo había sido el rodaje del último episodio de The Vampire Diaries (se emite el 10 de marzo). Que si Nina Dobrev se había emocionado rodando un par de secuencias ante una tumba (gasp!) y besando a uno de los hermanos (regasp!), que si Ian Somerhalder había derramado una lágrima que fotografió y envió a Julie Plec y Kevin Williamson a modo de felicitación… vamos, que aquello era el fin de una época y estaba todo el mundo con las emociones a flor de piel. Lamentablemente, en mi caso, el final de la serie me importa entre poco y nada.

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Doctor Sleep no quiere que durmamos

He vuelto a ver Doctor Sleep , la película de 2019 que hace un doble combo desconocido hasta entonces, corregidme si me equivoco: es secuel...