martes, 15 de octubre de 2019

Salvar al soldado Juan (o a sus neuronas)

¡Hola! Soy JR del Rosal y tú no lo eres (afortunadamente para ti y tus allegados -si lo fueras tendrías unas digestiones difíciles y vivirías en una ciudad donde no existen las sales de fruta ENO... por cierto, algún día deberíamos detenernos en el concepto "sal de frutas"...-). Si estás leyendo esto es porque eres una persona inquieta, en el sentido de que te apuntas a demasiadas cosas y acabaste suscribiéndote a mis tinyletters. Sorry. Not sorry. De heche (Anne Heche), estoy contento de que te hayas suscrito; a fin de cuentas una carta (aunque virtual) debe ser enviada a alguien, y si estás aquí es porque me has leído en alguno de mis outlets (La Pinta Rojavida y milagros de JR del RosalBrenda Forever) y lo que digo te parece interesante, o entretenido, o tan grotesco que tienes que seguir presenciándolo, que es como la saga Saw ha seguido produciendo secuelas todos estos años. Si es la primera vez que me lees, espero que esta notita te haga pasar un rato agradable en el metro, en el autobús, o en el autogiro (ojalá estés en un autogiro, infinitas posibilidades). Sí, dije notita, pretendo que esto sea como aquellas notitas que nos pasábamos en clase.

Yo me pasaba UN MONTÓN de notitas en clase, durante toda mi vida estudiantil, esto ha sido lo más estable de mi vida académica (junto con escribir en los márgenes de los libros y suspender matemáticas). Podríamos decir que ya publicaba mis tweets y mis estados de ánimo en trozos de papel cuadriculado arrancados de cuadernos (contrariamente a la opinión popular, no escribía con un tintero, ya existían los boligrafos BIC). Y si mandaba cientos de notitas dobladitas by air a mis compañeros era, más allá de la dura supervivencia contra el aburrimiento, por dos motivos fundamentales:
  1. Siempre me he expresado mejor por escrito (mi voz es fea; y hablando no se puede editar, o sea, se puede, pero es como poner un tipp-ex malo encima de la frase, se sabe lo que había antes)
  2. Siempre he tenido mucho que decir (en su mayor parte tonterías, pero entre toda esa maleza a veces cuelo alguna reflexión curiosa, eso sí, debes ir a buscarla con una segadora)
Es por esto que me pareció divertido/excitante/avercuántoaguanto escribir una "notita en clase" una vez por semana, para mandarla ahora por el ciberespacio, ya no va dobladita, pero las sinsustancias made in me siguen siendo las mismas. "Pero muchacho, ¿no escribes ya cosas personales, cosas de Dublín y cosas de cine y televisión (y donuts) en todos esos blogs? ¿Realmente tienes MÁS cosas que decir?". No me alegra que me hagas esa pregunta, ¿qué clase de relación notarial vamos a tener si ya dudas a la primera? Pero, en cualquier caso, contestaré a tu desagradable pregunta: Sí, tengo más cosas que decir. Como por ejemplo... que me he apuntado a un curso de corrección que me apetece muchísimo. (Poner negrita es darle "POWER" a tu mensaje, a veces únicamente se hace para romper la monotonía de un texto, no para resaltar el contenido sino ese espacio en concreto, así evitamos que tus ojos desconecten, pero en este caso era por lo del "POWER").

Veréis, en mi trabajo no uso demasiado la cabeza. No corto los bordes de los sandwiches en el Rodilla, pero lo que hago no es lo que se dice... muy excitante. Llevaba un tiempo con la mosca detrás de la oreja (Scully llevó una vez una avispa detrás de la oreja, literalmente), queriendo activar mi mente con algo que me apasionara o, al menos, gustara el mínimo exigible de gustabilidad. Mi amiguita Lucypeich me habló de Cálamo y Cran (que en mi cabeza rebauticé como Calamar y Crón, con perdón) y los ojos me hicieron chiribitas: he aquí una cosa que no solo me puede ser útil, sino que me pirra. Me molan más las correcciones que a Drew Barrymore en Nunca me han besado, así que estoy realmente excitado por empezar en apenas unos días. De hecho, una de mis primeras prácticas laborales fue en El Mundo corrigiendo textos con un rotulador rojo que nos dieron a todos los becarios dedicados a esta función (marcabas cada error ortográfico en una fotocopia de la página en cuestión del periódico para que fuera corregido por el redactor de turno, suena boring as hell pero a mí esta movida me chifla). Ya os contaré cómo va el curso, qué tal es lo de estudiar y cuándo se saca tiempo para hacer "los deberes" después de tantos años; según leí, hay que hacer al menos un par de ejercicios prácticos por semana, además de ir estudiando las lecciones. (Psssst, pssssst... entre nosotros... una de las cosas que más ilusión me hacen del curso es poder estrenar mi cuaderno de hojas amarillas, tengo uno nuevecito, impoluto, listo para ser escrito, tachado, subrayado y garabateado hasta el fin... que es lo que debe hacerse con un cuaderno)
  • Últimamente le estoy pegando fuerte a Mindhunters, que tarda más en arder que, por ejemplo, la serie del Unabomber (que engancha desde el minuto uno y revela a un Paul Bettany en estado de gracia), pero que con esa pausa y reposo ("more chatter than splatter", que dice The New York Times) más pausado y reposado. Una serie elegante y excelentemente rodada y editada. Además, es un placer volver a ver a Olivia de Fringe (que aquí está aún mejor -es un papel menos arquetípico-). Mención especial para Cameron Britton, que hace un papel sensacional. O hace sensacional un papel.
  • Tengo que hablar de dos de las tres películas que vi el mismo día, consecutivamente, y que podrían adscribirse a la corriente #MeToo aunque con grandes diferencias entre ellas: el remake de SuspiriaAssassination Nation y The Girl in The Spider's Web (me refiero a las dos primeras, absolutamente fascinantes y relocas; la tercera es un Bond-lite que lima todas las aristas originales y/o apasionantes de la que rodó Fincher hace unos años -Claire Foy está bien y ya... aunque puede que Wendy Ide en The Observer esté en lo cierto, tal vez sea una Lisbeth Salander demasiado empática-).
  • Hace poco estuve de fin de semana en Waterford, la ciudad más antigua de Irlanda, y encontré dos joyas comiqueras en una (fascinante) tienda de libros de segunda mano: Zero Hour y el primer volumen en tapa blanda de la etapa de Grant Morrison en Action Comics. Tengo que hablar largo y tendido de esto porque me parece un cómic/reinvención de Superman BRUTAL y es como si hubiese sido borrado de la existencia... ¿por qué nadie reivindica el Supes de Morrison?
  • Entre obligaciones laborales y cursos that I am very excited about, yo sigo dándole a la tecla, que es lo que más me gusta del mundo: hace poco hablaba de mi reencuentro como espectador con David Fincher y como turista con Londres; recomendaba el restaurante japonés Mushashi y recopilaba algunas fotos hechas en Dublín este mes de noviembre; y en Brenda Forever recordaba Raquel busca su sitio y otras series españolas olvidadas al tiempo que daba botes de alegría al conocer la noticia de que ¡¡van a adaptar al cine My Best Friend's Exorcism!!

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