martes, 22 de octubre de 2019

Gente corriente (cada vez más)

El otro día me contaba un compañero de trabajo cómo uno de los chicos que está ahora haciendo el training (semanas de "entrenamiento" aprendiendo cómo se hace el trabajo en sí con su parte de teoría y su parte de práctica junto a gente veterana) la ha liado parda y está a un paso de que le digan sayonara babyVeréis, el chico apenas lleva un mes haciendo training y ya se ha puesto malo creo que dos días. El primero llamo diciendo que tenía un problema de garganta y no podía ir. Bien. Vale. El segundo directamente no llamó. Nadie sabía nada. Su jefa (o "team leader" -un día tengo que explicar estas megaestructuras en La Pinta Roja-) le llamó a mediodía para saber si seguía vivo, si iba a aparecer por la empresa o si había decidido dejar el trabajo para convertirse en jugador profesional de cricket (que, ahora que lo pienso... tiene su puntito, ¿no?). El chico se mostró sorprendido porque su jefa le llamara, le dijo que como iba a llamar si el día anterior ya dijo que tenía un problema de garganta (jejeje, maestro), y que ella era "muy cuadriculada", igual que la empresa, que era "muy cuadriculada", jajajajaja. Yo no sé si quitarme el sombrero ante este tipo o lanzárselo a la yugular para matarlo, como aquel villano de James Bond.

Mirad, 100% de acuerdo en los argumentos del chaval. Su team leader es muy cuadriculada y, la empresa, ídem. Pero no son formas. No son maneras. Me contaba este compañero de trabajo, además, que uno de los días que lo tuvo "a su cargo", enseñándole cosas del curro, el chico estaba más atento a su móvil que a lo que mi compañero le contaba. Que mi compañero estaba ahí "esto se hace así, esto se hace asá" pero este figura estaba dándole p'arriba y p'abajo al teléfono. Este comportamiento de "me la suda todo y no pienso disimularlo sino todo lo contrario" no es la primera vez que lo veo en mi empresa. Es un comportamiento que, francamente, se está volviendo cada vez más común en los trabajos, en el metro, en la calle, es el estanco cuando vas a por tus sellos para mandar todas esas cartas a tu abuela (ah... ¿vosotros no?). En fin, que me da pena ver que la sociedad se va a la mierda. Yo no sé si esto ya pasaba antes, solo digo que mis superpoderes de viejo me alertan cada vez más de esta situación. No diría que es una falta de ética o valores o... puede ser mil cosas, pero ante todo yo creo que es una falta de EDUCACIÓN.

Y sin eso nos vamos todos al carajo.
  • Me llamaba la atención que nadie hubiera hablado (o al menos yo no me había enterado) del extrañísimo tono de voz de Miguel Bosé en The Final Table, un concurso de cocina de Netflix (en el segundo episodio hace de juez de unas paellas surrealistas). Me he puesto a buscar en internet y aquí se hacen eco del tema pero no me cuentan nada de lo que pasa con su voz, recurro a este artículo de El País que parece que va a desvelar algo pero nada, así que pruebo con uno de Vanity Fair donde dejan caer que el cantante podría sufrir disfonía. No os voy a mentir: ni Loida ni yo habíamos visto su aparición en los Grammy Latinos (el vídeo del link de Vanity Fair deja bien claro que algo serio le pasa en la voz) y nos echamos unas cuantas risas a costa del shock que nos produjo encontrarnos con esta voz en alguien a quien habíamos escuchado desde pequeñitos (no sé si llegamos a especular con una secuela de It Follows con Miguel Bosé apareciéndose ante ti en la oscuridad y hablándote con esa voz)... pero reírse del mal ajeno está feo y quiera Dios que el bueno de Miguel Bosé se recupere o que lo lleve lo mejor posible. Yo seguiré disfrutando de Amante Bandido cada vez que la ponga el crack de Guillem Caballé en Los 40 Classic (soy ABSOLUTAMENTE VIEJO).
  • Por cierto, en esta web que acabo de descubrir (y que pienso explorar con tiempo) cuentan largo y tendido cómo se produjo el cambio de M80 Radio (en la que tuve el placer de trabajar) a Los 40 Classic.
  • En lo de darle a la tecla, recientemente he hablado del famoso (en Irlanda) restaurante The Hapy Pear, escribí unos nuevos breves desde Dublín e investigué un pelín más de lo habitual en mí para explicar mi amor por Bumblebee, una película que, al menos, lo intenta (que para un blockbuster de Hollywood ya es toda una novedad).

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