Lo primero que quiero hacer esta semana es pedirte perdón por la Notita en clase de la semana pasada. Recibí una pregunta de si el email publicado en la TinyLetter era un mensaje real que había recibido yo en mi correo personal y también he visto que ha sido la Notita menos abierta de todas las enviadas hasta ahora (TinyLetter te ofrece datos de "número de aperturas" y esta ha sido, con diferencia, la menos abierta y, por lo tanto, leída -muchas veces será abierta y borrada sin ni siquiera ser leída, correcto, pero es literalmente imposible no abrirla y poder leerla-). Así pues, supongo que una aclaración por mi parte es necesaria: lo que repiqué (no sé muy bien si existe esta palabra) como TinyLetter la semana pasada no era sino un email que recibí en mi trabajo. Ese tipo de emails, de príncipes nigerianos pidiendo ingresos o hackeadores "profesionales" que te intentan chantajear, se suelen borrar (o "completar", en el absurdo lenguaje tecnoestúpido de mi trabajo) sin más miramientos. Pero en esta ocasión me quedé a leerlo hasta el final, me hizo "gracia", y decidí que como lectura en el metro, el autobús o en el baño (o donde quiera que leas estas Notitas) sería cuando menos entretenida. Parece ser que, más que "gracia", lo que provocó un email raro sin ninguna explicación previa por mi parte fue cierta inquietud. Y no te culpo, oye, en estos tiempos prevenir es curar, así que creo que hiciste estupendamente si lo borraste directamente. La próxima vez que haga algo así pondré unas líneas aclaratorias.
Hablando de cosas raras, como reenviar un email de spam a mis subscriptores personales porque me parece "gracioso", lo cierto es que este es un género que trabajo habitualmente. El de las cosas raras. Siempre he sido bastante raro y, pese a mis múltiples peticiones a Dios (como cuando Joey le pidió no cumplir más de 30 años), la rareza nunca ha abandonado mi cuerpo. Supongo que hay señores que te pueden exorcizar y sacarte al demonio del cuerpo pero ¿rarezas? No, esas no te las podemos sacar, muchacho. De todas formas, nunca he deseado que la rareza abandonara TOTALMENTE mi cuerpo. ¿Ser más normal? Me hubiese encantando. ¿Ser completamente normal?... Nah, déjame un poquito de la cosa rara. La rareza en mí nunca ha sido vista con desprecio, si acaso con incomprensión. Esto viene a cuento de una entrevista que le hacen en El País a Juan Carlos Ortega, el locutor y humorista de la SER, donde le preguntan por esto de ser raro. Creo que más o menos podría compartir su respuesta:Os recomiendo que paséis por el aro y os acabéis haciendo la dichosa cuenta para leer los "artículos bajo registro" (solo quieren tu email para spam, no te cobran) porque la entrevista merece mucho la pena; por ejemplo, lo que dice sobre tener un hijo es justo lo que quiero yo. Pero volviendo a su respuesta sobre "ser raro", pues eso, que mola mucho no renegar de lo que es uno. Los raros unidos jamás serán vencidos. Salvo en el patio de un colegio de los 90. Ahí fuimos masacrados.- Esa vocación de parodiar le viene de esa infancia solitaria. ¿Lo consideraban raro?
- Sí, sí, siempre he sido el raro, definido como tal. Pero nunca me preocupó. No he tenido una infancia triste ni me sentía mal. Creo que sentirse raro es compatible con sentirse bien. En ningún momento sufrí. Tampoco había mala leche o mala fe en mis amigos ni en la gente que me veía así. Se me aceptaba. No tuve una mala infancia, pero sí que era raro.
- En cosas que he escrito (si no me hago autoBOMB en mis propias epístolas electrónicas o e-pístolas, dónde lo voy a hacer), os cuento que en Brenda Forever he recuperado la sección Programa doble donde recomiendo combos peliculeros o seriéfilos, como por ejemplo los de Ouija: El origen del mal/Doctor Sueño o el de Vice Principals/Luce; también he recomendado otras dos películas dark de Netflix como son Teen Witch y The Domestics; me he venido arriba deslizando cinco sugerencias para el reboot de Pesadilla en Elm Street; me he tomado el tiempo que Keanu Reeves se merece para analizar la película Réplicas y he hecho un revisionado (a fondo, ojo, sacando pantallazos y todo) de la primera Los Ángeles de Charlie del inefable McG (también hablé de la segunda parte hace unos meses).
- No quiero recomendaros ningún artículo de los que he leído últimamente, sino contaros que he enmendado un gran error. Veréis, adoro las revistas y siempre procuro estar atento a cualquier novedad en los kioscos (o, más concretamente, en las secciones de revistas de las tiendas y grandes superficies, que kioscos en Dublín... pocos). Hace tiempo me fijé ya en Hot Press, todo un clásico dublinés e irlandés sobre la música (iba a escribir "sobre la escena musical" pero quedaba demasiado "texto de revista", jajaja). Siempre me ha interesado Hot Press, por diseño y por historia, pero como de música estoy pez pues nada, algún número suelto con lo mejor del año y ya. Iba a comprar el número 1000 de la revista hace cosa de un mes y lo dejé pasar porque... pues no sé muy bien porqué, para no gastar, que parezco una tragaperras de esas de películas cuando toca el premio, expulsando monedas non-stop. Bueno, pues me arrepentí de no pillarla porque al ser un número histórico quería tenerla (yo soy muy friki para estas cosas... bueno, y sin el "para estas cosas"); y la he terminado comprando en un cutre Spar con su pegatina del precio encima de la foto de U2 (han sacado portadas distintas con varios artistas -inicialmente me iba a pillar la de Madonna como un rookie... afortunadamente en el Spar solo quedaban de U2, banda irlandesa en la portada, como Dios manda). Aún no he leído la revista, sólo la he ojeado (el primer placer del lector de revistas, el ojeo -y el hojeo- febril), pero ya os digo que por muy pez que esté en música ha sido un acierto total haberme hecho con ella. Este "hecho" lleva "h", ¿verdad? ¡Hasta la semana que viene!
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