sábado, 9 de noviembre de 2019

Año nuevo, vida viejísima

No era mi intención empezar mi primera TinyLetter del año con un mensaje negativo pero tenía que hacerme eco de mi propia realidad (... también podría hacerme Eco del otro, del de los cereales solubles, y no daros la murga a vosotros pero hey, tú te suscribiste a estas cartitas, now deal with it). Vayamos a lo de mi propia realidad, "¿qué quieres decir con que año nuevo, vida vieja, Juanito?". Me alegro de que me hagas esa pregunta. Mira, mi intención cuando pensaba en qué contaros para empezar el año era hacer una lista, entre realista y simpática (más lo segundo que lo primero) de nuevos propósitos para este 2020 que acaba de echar a andar. Que si conseguirme un trabajo más acorde con mis "skills", que si vivir en un piso un poquito más barato, que si poner en marcha esa cosa que quiero poner en marcha desde hace algunos años... y qué pasa, pues que te pones a pensar en cada una de estas resolutions y más que resolutions suenan a pequeñas peliculitas de ciencia-ficción, tan factibles como El Planeta de los Simios (eh, yo a favor de que nos gobiernen unos macacos con mano de hierro aunque solo sea por ver a primates montando a caballo).

¿Será que ya tengo una edad y cualquier cambio me supone un mundo? Siempre pienso que de ser más joven habría dejado mi actual trabajo a los pocos meses pero ahora con las facturitas, con el hecho de a dónde voy yo ahora tras cinco años haciendo algo equivocado, con esto y con lo otro... pues se me hace bola. Y lo de empezar el training, el periodo de prueba, los learnings, los nuevos compañeros, el commuting... UUUUUFFFFF. Un UUUUUUFFFFFF bien grande. No sé si es edad o cobardía. O puede que las dos al mismo tiempo. En cualquier caso, haría mucho mejor si dejara de buscar culpables en plan CSI Pathetic y me dedicara a buscar soluciones. Así pues (me encanta decir así pues), mi resolution auténtica, la que vendría a resumir todas las que ahora me parecen inasibles (existe, la he buscado en el diccionario) es la siguiente:
  • CAMBIA DE PUÑETERA  VIDA, JUAN
Gracias, Juan, intentaré hacerte caso. Por tu bien. Por mi bien. Somos dos, en un reloj. Y mirándonos podrás decir, si ha llegado ya la hora de dormir. 

Buena suerte para todos.
  • Esta semana he escrito sobre el nuevo estreno de Netflix sobre el apasionante mundo del... eemmmm... patinaje sobre hielo. No, a ver, Spinning Out está bien, llevamos tres capis y bien. No es de visión imprescindible pero es un dramilla resultón (confieso que estoy un poco in love de la protagonista, Kaya Scodelario, me parece fantástica, además de guapísima, claro). Algo que sí es realmente interesante, de parar con el mando, es ver si las escenas de patinaje las hace ella o una doble. Lo hacen francamente bien y es complicado decir "¡Actriz", "¡Doble!", yo creo que hasta habrán tirado de superposición de cara con ordenador en ciertos momentos, esto de los efectos especiales visuales ha llegado ya a un punto que... Os reto a ver un par de episodios y afirmar con seguridad "nunca es ella patinando" "parece que a veces es la doble pero es ella la que hace los landings"... es el nuevo culo o codo.
  • También escribí en Brenda Forever sobre todas las películas oscuras de Netflix que empecé a ver pero tuve que dejar por no tener huevos (esto es así).
  • Os voy a dejar con dos recomendaciones chachis: he vuelto a ver Breakdown, un triller noventero de Kurt Russell que es simplemente excepcional, deja todo lo que estés haciendo y ponte a verla ya. Loida no la había visto, yo sí, en cine, cuando tenía la mochila cargada de sueños. Loida quedó plenamente satisfecha. Y yo, maravillado. Es una película estupenda que quiero volver a ver. Para estudiar. Ese guión milimétrico, esa edición conchanuda, esa dirección firmísima. Es una de mis películas favoritas y ni siquiera lo sabía. La otra recomendación es The Woman in The Window. No sé qué tal estará la peli, con sus escenas añadidas y problemas de rodaje, pero la novela es un thriller vecinal (domestic noir) de los que me metería en vena desde que me levanto hasta que me acuesto. Un vicio puro y duro que no se detiene en cosas como la calidad literaria pero, si me preguntan, diré que está estupendamente escrito. O eso me ha parecido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Doctor Sleep no quiere que durmamos

He vuelto a ver Doctor Sleep , la película de 2019 que hace un doble combo desconocido hasta entonces, corregidme si me equivoco: es secuel...