1/ Comprarme otras zapatillas de andar por casa porque las que tengo acumulan tal cantidad de mierda que es como si llevara dos suelas de detritus bajo mis pies. ¿Cuándo aparecerá un topillo de entre la mugre para quitarse el bombín y decirme "¡buenos días!" (en mi fantasía-pesadilla, los topos llevan bombín)? En serio, no son tan caras.
2/ A lo mejor sería bueno dejar de ponerte la bata de Loida para andar por casa, o esa sudadera asquerosa-so mamona que ya tiene sus heridas de guerra. No es tanto comprarme ropa como averiguar cuál es la "ropa para estar por casa que no es pijama pero tampoco es para salir". No, en serio, ¿cómo se llama la ropa "nadie te va a ver, pero eso no es excusa para ir como un pordiosero"? Esa es la que necesito. Y, una vez la tenga, ponérmela. Como si fuera a salir, pero sabiendo que no vas a salir ni al rellano a dejar la basura para que la recoja el cenutrio del portero.
3/ Odiar menos a mi portero (no puedo prometer nada)
4/ Dejar de tuitear tanto. A fin de cuentas, nadie te lee. Como dijo Steve Zahn en Tienes un e-m@il, para mí internet es tan solo una forma más de ser ignorado. Aunque, según esta lógica, ¿no debería también dejar de escribir posts y newsletters?
5/ No hacerme preguntas que no quiera contestar (¡controla tu discurso, muchacho!)
6/ Esforzarme un poquito más en el gimnasio. Sí, a ver, me apunté a uno estupendo porque me estaba destrozando el pie izquierdo (muchos años corriendo con una pisada loca, pronadora e inhumana) y la verdad es que me he creado el hábito de ir... pero a este hábito le he añadido otro: el de ir solo a cumplir el expediente. Veinte minutitos dando pedales aquí, diez minutitos de remo allá, otros diez en maracuyá y adiós buenas tardes. Esto es muy mío, hacer lo mínimo, lo justito para el cinco. ¿No sería mejor sudar la camiseta, literalmente?
7/ Sumando las "resolutions" 2 y 6, podemos observar cómo las arañas de mi comportamiento están tejiendo un patrón evidente: nunca me esfuerzo en las cosas que no me importan. Sería interesante, aunque solo fuera como experimento, ver qué resultados obtengo esforzándome, poniendo empeño e interés, en todo aquello que no me importa una mierda (no voy al gimnasio a estar mazao, precisamente, únicamente voy para no tener un desnudo muy feo... debo ponerle algún contrapeso a las cantidades industriales de comida que ingiero).
8/ Comer como una persona racional. No puede ser que te comas cuatro donuts fondant de una sentada. A ver, sí puede ser porque HA SIDO, pero el sentido común nos indica que estos excesos no están bien. Tampoco diría que están "mal" (ese chocholate fondant, qué gozoso, qué soberbio), pero estos despliegues de estómago, estas demostraciones de que un demonio del hambre preside mi vida, no son necesarias. Debo prescindir de ellas. Así pues, encontrar un equilibrio en las cosas, cantidades y frecuencias (con las) que como sería, sin duda, un aporte muy bienvenido en mi vida. El equilibrio, en general, el ordem e progresso, sería un fichajazo en mi vida.
9/ No mudarme más veces. Este va a ser imposible de cumplir ante los zapateados, fallas de Valencia y traslados de muebles que hacen los vecinos de arriba semana sí, semana también. Debemos escapar del ruido como Ray Liotta debía escapar de Absolom. Nos tocará mudanza. Así que, no sé, podemos transformar este propósito en "elige tu nuevo piso con más tino".
10/ Si acabas trabajando de lo que no quieres trabajar porque no te sale trabajo de lo que quieres trabajar ahí va un consejo, chico: AGUANTA. No puede ser que hagas tantas pruebas, cursos de formación y entrevistas. Hay un límite para el ser humano. Y lo has alcanzado. ¿Odias lo que vas a hacer? Ok, pero como le dijo Rachel a Chandler en una cena de acción de gracias con respecto al canal de deportes: "Tú déjatelo puesto, de fondo, solo para que te llegue algo". Deja tu trabajo odioso de fondo, por probar.
Hay más cosas que me gustaría que pasaran este año, pero quizá de forma mágica, por osmosis, sin ningún tipo de voluntad por mi parte, así que supongo que esto sería como mi carta a los Reyes: Por ejemplo, estaría muy bien terminar los libros que empiezo. Está bien lo de picotear entre una lectura y otra, ese zapping literario que te permite cambiar de tramas y personajes dependiendo del viento que te dé ese día, pero el que mucho aprieta, poco abarca. Imagínate que por fin has triunfado en la vida y te hacen una entrevista y te preguntan por el último libro que has leído, ¡no podrías contestar "un cachito de este, una miajita del otro"! ¡La sociedad no está preparada! (aunque confieso que lo de leer solo primeros capítulos estaba bastante guay).
Otra cosa molt bona sería no ser mecido como una hoja ante los embates del destino o, en cristiano, no dejar que mi ánimo dependa de las cosas que no puedo controlar. Por ejemplo: "¡Oh, no, qué mal día he tenido hoy en el trabajo que no me gusta, mi vida es miserable!"... bueno, a ver, muchacho, en tu vida hay cosas guays como... eeeeemmm... sí, hombre, esa cosa de... vaya, esto está resultando más complicado de--- ah, sí, ya sé, estás viendo Bosch en Prime Video como si no hubiera un mañana, ¿acaso no es guay cenar calentito, en un sofá cómodo y poder pasar una y hasta dos horas del tirón viendo una serie que te gusta? Sí, sí, muy guay. A ver, el truco es buscar razones un poco más de peso para reafirmarme en la idea de que mi vida no es buena o mala por cómo me vaya un día, una semana o un mes en concreto; y la verdad es que sí las tengo pero me da vergüenza reconocerlas porque eso sería explorar demasiado mi corazón y no somos cirujanos cardiovasculares, are we?
"Ah, pues si no nos cuentas las cositas, ¿para qué venimos a este blog?". Oiga, no sé, a lo mejor un propósito de año nuevo para usted debería ser no meterse en blogs que no dan lo que prometen. How about that?
11/ Dar lo que promete este blog (era por poner un final divertido, en realidad jamás prometí nada, ¡nunca ocurrió y no puedes demostrarlo!)
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