viernes, 15 de diciembre de 2023

La Pinta Roja

He recuperado mi/nuestro (Loida aún no ha vuelto, pero volverá) podcast irlandés. Ahora tiene nuevo logo (el de arriba, el poso que deja una pinta despegada) y, como ya no vivimos en Dublín, lo hemos transformado en "el podcast donde te contamos en Irlanda en español". ¡Te invito a que te lo enchufes en tus orejillas!

martes, 7 de noviembre de 2023

LinkedIn es como La Voz


LinkedIn es como La Voz, todo son buenos consejos, buen rollo, optimismo, nos ayudamos, aquí potenciamos tus virtudes, este es solo el comienzo de tu viaje, tienes muchas posibilidades, mira cuánto respeto y aportaciones, aquí solo despachamos optimismo y buena vibra, pero... ¿cuántos concursantes han salido con trabajo de La Voz?

EXACTO.

Viene todo esto a cuenta de: 

A) La rabia que me da no conseguir curro de lo mío a través de dicha red social (por supuesto, no voy a disimular que este es el primer motivo)

B) La manía irremediable que le he pillado ya a LinkedIn por ese farzerío imperante que tan bien denuncian desde la cuenta de Twitter llamada The State of LinkedIn;  y 

C) Lo que presencié el otro día en LinkedIn y que me dio mucho gustirrinín 

Tanto gustirrinín me dio que os o voy a contar. El otro día asistí en LinkedIn a un caso del regador regado y LO GOCÉ AL MÁXIMO. Sí, El regador regado, ya sabéis, aquella peli en la que, para demostrar las virtudes del cinematógrafo (la imagen en movimiento y todo eso), un señor se asomaba a su manguera para ver por qué no salía agua y, PATAPUM, chorrazo de agua en toda la cara... ¡El regador regado, clásico! (Os la pongo aquí debajo, os aconsejo que la veáis hasta el final, cuando hay un SEVERO CORRECTIVO de una violencia que ríete tú de John Wick):

Bueno, pues el caso es que una persona de estas que te ayudan a contar el storytelling de tu empresa o la deep core digital trust de la verdad de tu negocio o el flowerpowering de tus valores o alguna de estas cosas tan guays publicó algo así como "los consejos para que no descarten tu CV de primeras" y, entre consejo y consejo, tiraba alguna puyita a los candidatos en plan "no me puedo creer que hoy en día sigáis haciendo esto" o "esto es un básico que deberíais conocer". La primera respuesta a su post fue... pues bueno, una chica corrigiéndole algo de su propio perfil de LinkedIn... lo del regador regado, vamos. 

Iba a poneros aquí debajo unos pantallazos del asunto, pero la cosa no es meterme con nadie (de hecho, el regador que fue regado encajó con muchísima cintura el comentario -pero muchísima-); ni tampoco criticar ese tipo de publicaciones en las que alguien, de buena fe, aconseja a los demás cómo aumentar sus posibilidades de ser contratados; lo que sí pretendo con este post es pegar un gritito in the desert, desfogarme un poco de ese ambiente happy-happy de la red social del trabajo (a Mister Wonderful ya no le está funcionando tan bien ese tono, que vayan tomando nota) en la que no consigo trabajo. Si lo consiguiera, of course, me callaría como una rata y todo me parecería top notch. No sé, a lo mejor me pueden contratar como rata.

(I just want to write)

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Buenos días, una seria reflexión, ¿es el desayuno español el peor de toda Europa?

Hoy es fiesta y hace frío y el cielo está encapotado y no hacen falta muchos más factores para salir a la calle, comprar unos churritos y unas porras, regresar a casa, y encerrarse hasta que se reanude la vida (y eso es mañana -por cierto, qué bonita palabra "reanudar", volver a anudar algo-).  Esto, que lo hacemos muchos españoles los días de fiesta o los domingos perezosos (meaning ALL THE DOMINGOS), me parece una noble tradición que, sin embargo, nunca ha sido puesta bajo el microscopio.  O bajo ningún tipo de "copio", micro o macro.  

Y es que, queridos amigos del clásico desayuno español de días festivos, los churros y las porras son tubitos locos de pura grasa, harina, aceite, espesantes, emulgentes y pequeños leprachauns cuya única labor en la vida es la de introducirse en tu cuerpo y engordarlo.  A mí esto siempre me ha dado un poco igual (salvo cuando me da por comer sano y me vuelvo un ultra de LA VERDAD ALIMENTICIA -me suele durar mes y medio-), pero hoy mientras hacía cola para hacerme con mis "tres churritos y tres porras" (¿¿es eso mucho para dos personas de amplios estómagos??) me he puesto a pensar en el auténtico atentado contra nuestra salud que son los churros y las porras.  "Sí, póngame seis tubos de harina y sal fritos en aceite", venga, a tope ahí, y si quieres rociarlo todo con azúcar pues vamos, no te detengas (es broma, yo a esto no le pego, azúcar sobre porra es Satanás).  

En fin, que esta reflexión no va más allá de aquí, que me he puesto a hablar con Loida de cuánto nos metíamos con los irlandeses cuando vivíamos en Dublín con aquellos desayunos suyos a base de judías, morcilla, bacon, sausages rolls (literalmente, salchichas envueltas en hojaldre frito)... pero esta alternativa nuestra tampoco se queda atrás en dinamitar el organismo desde dentro.  Supongo que es un tema que deberemos abordar en nuestro podcast de comida Mundo Gordoncho (100% Unhealthy, 100% Unboring). ¿Estamos preparados para esa conversación tal como está el mundo? ¿Debemos también quitarnos los churros y las porras?

Personalmente, cada vez tengo más claro que estas pequeñas alegrías (hoy churritos y porras porque es festivo) son las que verdaderamente suman para tener una vida más... no sé si alegre, pero sí más llevadera.  Si me concentrara en, simplemente, ir incorporando estos momentos al natural discurrir de la vida en lugar de romperme la cabeza todos los días, en singular cococrash suicida, con esos objetivos inalcanzables e inalcanzados... pues no sé, estaría menos FRUSTRATED.  Síganme para más reflexiones profundas.  Ah, estoy poniendo en marcha el doble espacio tras punto y seguido, fórmula que odiaba de muchos escritores norteamericanos que cada vez encuentro más interesante para el ojo humano. 


lunes, 7 de agosto de 2023

El pizzero que te machaca si le dejas una mala review

Estoy "documentándome" (no sé por qué he puesto las comillas, es lo que estoy haciendo) para un próximo viaje que vamos a hacer y estoy LIVING con las furiosas respuestas del dueño de un local, es una pizzería en Italia, a varias reviews negativas que ha recibido. Ya me expresé aquí al respecto de las Google Reviews, pero quizá no abordé todo lo que debía la derivada "cuando el dueño del local pone al cliente a parir", que es una vertiente que, cuando se da, CONQUISTA A LAS AUDIENCIAS. 

Os dejo con la incomparable prosa este combativo dueño (podéis saltar directamente a la última, imbatible). ¿Iremos al local? Pues, a ver, no está en mi naturaleza premiar estos comportamientos rudos que te cagas (es el término técnico), pero estoy fascinado con esta persona que da y genera tanto odio... aunque también me da miedo que no nos guste, lo valore mal, y empiece a perseguirnos como aquel dueño de hotel desnortado que casi me cuesta la salud... Si vamos, os lo cuento. Prometido.

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martes, 1 de agosto de 2023

Retratos de una obsesión (One Hour Photo, 2002): No le des carrete al loco de las fotos

Un tipo absorto, ensimismado, raptado en sus obsesiones... ¿cómo no iba a encantarme una película cuyo protagonista vive más en su cabeza que en el mundo real? Empatía, se llama. Y sí, vale, el tipo es un pelín (SPOILER) psicópata, pero puedo identificarme perfectamente con lo de enredarse en un pensamiento y no dejarlo ir, e ir liando más y más la madeja hasta que... bueno... yo aún no he llegado a la psicopatía, pero el amigo Robin Williams (absolutamente inquietante, preciso como nunca, no le sobra una mueca) tiene un estallido en psicópata de los de las películas que es como para dejarte tiritando. Me encanta Retratos de una obsesión (One Hour Photo) y os la tengo que recomendar.

La cosa va de Seymour Parrish (Williams), el encargado de una tienda de revelado de fotos (remember them?) que empieza a prestarle DEMASIADA ATENCIÓN a una familia que lleva revelando allí sus fotos desde hace años. Digamos que se encariña tanto de esa vida que ellos tienen (y él no) que intenta poco a poco hacerse un huequín en la familia... pero nada, no hay forma, los de la familia no están tan locos como para "adoptar" a un revelador de fotos en las cenas de Navidad. A Seymour se le empieza a ir la pinza y sus ademanes psicópatas comienzan a salir a la luz, quedando claro que hará todo lo que sea posible para "enmendar" la vida de esa familia (no tan perfecta, ¿cuál lo es?) en cuanto una de sus fotos reveladas parece presentarle la oportunidad perfecta para hacerlo...

La película es un estupendo thriller de comienzos de los 2000 con una estética blanca, fría, aséptica, que intenta vestir de "pulcritud" toda esa oscuridad que intentamos ocultar bajo la alfombra... pero que se empeña en salir a la luz hagamos lo que hagamos. El "descenso a la locura" de Seymour está bien hecho, poco a poco y sin golpetazos de efecto, es como una gota fría que le va minando cada día hasta que el hombre no puede más con su vida. Al final, en un interrogatorio con el actor que hacía de Benton en Urgencias (crack) se nos sobreexplican cosas de la psique de Seymour que, francamente, a mí me sobran. Pero bueno, no empaña la efectividad de esta intrigante película muy bien interpretada y maravillosamente dirigida (si a Williams no le sobra una mueca, al film no le sobra un plano) por Mark Romanek, un señor que debería haber firmado más películas.

Escrita y dirigida por Mark Romanek
Con Robin Williams, Connie Nielsen y Michael Vartan

1 / CUERDA DE SILICIO (Pinchar aquí para ver el archivo completo)

Vídeos:
-Trailer
-Ensayos con los actores
-Comentario para el DVD de Mark Romanek y Robin Williams (¡está entero!)
-The Dark Side of Robin Williams (Wall Street Journal)
-Escena inicial eliminada
-Extracto de entrevista en la radio de Robin Williams
-Hablan de la película en el programa de Charlie Rose

miércoles, 19 de julio de 2023

¿Qué son los glimmers y por qué la Gen Z se los toma como lacasitos?

Dándome una vuelta por LinkedIn (algo así como "la plaza del pueblo" para los que buscamos trabajo -acabo de actualizar mi perfil, échale un vistazo-), me topé (literalmente, salió del subsuelo, casi como un rebelde topillo, quizá de ahí lo de "toparse") con un tema que me dejó intrigado: resulta que la Gen Z (los nacidos a finales de los 90-principios de los 2000 y que manejan internet, las redes sociales y la tecnología digital desde que eran unos zigotos - también pueden ser llamados, me encanta, Zillennials) es adicta a una cosa llamada "glimmers", impactitos repentinos de felicidad que se tienen, se disfrutan, se valoran, y a otra cosa. 

@annatheanxietycoach What are your glimmers ✨ #glimmers #triggers #mentalhealthhelptips #anxietydisorder #anxiousmindset #coregulation #anxiousmindset #anxietytipsplease #emotionalwellness #anxietytips ♬ Thank You - Lennon Stella

Es decir, valorar muy fuerte esos momentos fugaces de felicidad que te alegran el día. Cositas pequeñas, no grandes sucesos. Por ejemplo, ver salir el arcoiris tras un chaparrón es un glimmer. Que consigas la promoción y te mudes a Dakota del Norte a trabajar en otra división de tu empresa con un sueldo mejorado no es un glimmer. Es una película americana con Jason Bateman.


A ver, esto original no es; todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido la capacidad de distanciarnos un pelín de un suceso feliz que nos está pasando para intentar "atraparlo", para hacerle una especie de fotografía mental a esa alegría pasajera que nos inunda (rollo Alec Baldwin en Friends). 

Lo original, o novedoso, es que esto se ha convertido en una tendencia en redes bautizada con el nombre de "glimmers". Estos micro-momentos de felicidad que se experimentan en las ocurrencias normales del día a día pueden ir desde "ver a un grupo de amigos jugando en un parque en un día soleado" a "descubrir que han salido tomates en el huerto que inicié en el jardín hace meses" pasando por "encontré adorable a este perrito por la calle y tuve que acariciarle". 

El término (que, desafortunadamente, no guarda relación alguna con la robusta cinta de acción de 1996 protagonizada por Steven Seagal y Keenen Ivory Wayans titulada The Glimmer Man) fue acuñado por la trabajadora social Deb Dana en 2018 y puesto de moda el año pasado en TikTok por la influencer @heydrjustine. 

La popularización del término nace un poco de la necesidad: ante el elevado coste de las terapias tradicionales y los medicamentos relacionados con la salud mental, se hace ahínco en las pequeñas cosas (gratuitas) que ya nos hacían felices.

Resumiendo, ¿tienen un azote en el culo todos los de la Gen Z? Mmmm, puede que un azotito ligero, sí. Pero una buena idea es una buena idea, con rebranding o sin rebranding: valorar todo aquello que nos da gustirrín, por muy seguro que lo demos por hecho, es siempre positifo. Nunca negatifo.

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+ en este artículo del Chicago Sun Times dicen que los glimmers van aún más allá de ser momentitos pasajeros de felicidad... yo no lo fiaría tan largo, pero lee a ver

miércoles, 5 de julio de 2023

No puedo no hacerlo

     (Me. In about five years)

Hace unos meses me dediqué a escribir una newsletter a la semana en plan "countdown to my dream job", cada entrada iba a ser un recuento de los acontecimientos que, esos siete últimos días, me habían puesto un poquito más cerca de, valga la redundancia, mi puesto soñado. Las semanas pasaron y... bueno, digamos que salgo a deber en lo que a puestos soñados se refiere. No lo conseguí, me enfurruñé y cerré mis epístolas semanales (recopiladas aquí) anunciando un cambio de proceder, algo así como una (mini) declaración de intenciones desde aquel momento: se acabó buscar el sueño, ahora busquemos la pasta. Pero... ¿sabes qué? Que no puedo no hacer lo que me pide el cuerpo: podcasts, posts, libros que nunca verán la luz. 

Hace poco hablé con un dibujante que trabaja en una tienda de cómics, me dijo que seguía dibujando en sus ratos libres, que no le compensa económicamente y que, además, le quita mucho tiempo, pero... "no puedo no hacerlo". Lo que nos tira es lo que nos tira. Y qué le vamos hacer. A lo mejor no me puedo ganar la vida con esto (all signs point to that, que diría la Bola 8), pero al menos seré honesto conmigo mismo. Voy a seguir haciendo lo que me gusta. Porque no puedo no hacerlo.

Y, en serio, hacedme un llamado. Radios, teles, mercado de Orcasitas que quieres empezar un podcast... just give me a call. 

XoXo

jueves, 22 de junio de 2023

I tried

 Esto es lo último que voy a escribir en algún tiempo. A ver, voy a seguir actualizando mi blog de revistas de cine (que me he llevado a Wordpress) porque eso es una labor de arqueología que me apasiona y no lo considero “escribir”… pero mis otros blogs, y lo de hacer podcasts, y lo de escribir guiones y proyectos y movidas… pues lo voy a poner en pausa. Me di un plazo de tiempo, más que razonable, para encontrar un trabajo relacionado con lo que más me gusta en el mundo mundial (aparte de Scream), y no lo he conseguido. And that’s ok. A ver, no es “ok”, pero tengo que empezar a asumir mi realidad, ¡esas facturas no se pagan con "proyectos personales!

… and I failed.

Hemos encontrado un piso (that’s good news!) y los alquileres en Madrid han subido que es una locura, y tenemos una serie de gastos cada mes que no es que vayan decreciendo, precisamente; y llevo ya demasiado tiempo dedicado a cosas que no me aportan gran cosa, valga la redundancia (de pequeño, creía que la palabra era “rebundancia”, y sigo creyendo que era mejor palabra la mía, to be honest). Así que, eso, que creía que era lo suyo terminar esta newsletter como Dios manda y que, a nivel personal, voy a intentar algo diferente. Si escribir tanto y darle tanta vía libre a mi “creatividad” (quizá no había tanto que sacar ahí dentro) me han traído a este estado de pseudo-vegetación, quizá aparcando todo esto un rato pueda encontrar algo que funcione mejor para mí. ¡Deseadme suerte!

miércoles, 21 de junio de 2023

I LOVE NY

 ¡Pues no van los neoyorquinos y se quejan de que les han copiado el logo aquel de “I ❤️ NY”! Ahora en Nueva York se publicita mucho el logo o mantra o motto o llámalo X que dice “WE ❤️NYC” y a la gente de allí como que le ha sentado mal que tiren de un clásico para intentar aumentar el turismo de la ciudad. Entre las críticas al reboot del mítico logo hay una que me ha dejado perplexed, es la siguiente:

Es un TikTok en versión branding

… Pero vamos a ver, querido amigo, ¿no sabes que hoy en día los chavales buscan antes las cosas en TikTok que en Google? ¿Qué tiene de malo ser “un TikTok” de algo? ¡Ojalá ser la versión TikTok de, qué sé yo, Brad Pitt!

Arriba a la derecha… ¿una hamburguesa de salmón con alcaparras? ¡Este es el verdadero horror, aquí se debería centrar la crítica! ¡Afinemos el tiro, gente de NYC!

Si la crítica es que “ser un TikTok” es una versión reducida, superficial y sin chicha de una materia grande, inabarcable y profunda pues vale, pero ¿no nos estamos viniendo arriba con el logo original de 1977? Que mola mucho y a tope con él, pero ¡el propio logo original se inspiraba en otro de Virginia! Aún desconociendo este dato (que te acaba de dejar catacróquer)… ¿es tanta afrenta cambiar el Yo por Nosotros? Puedo entender que es un “intento barato de apelar a la nostalgia”, pero… ¿no lo son todos? Los intentos de apelar a la nostalgia, tanto los exitosos como los que no, son baratillos. Van a la patata mediante atajos. En fin, que a mí este desprecio al “WE ❤️NYC” me ha hecho pensar en algo de mi propia vida (en realidad no, pero de algo tengo que escribir en esta newsletter y, si hay que forzar los temas, se fuerzan). Venga, después del salto te lo digo.

Sí, a ver, que esto de que la gente, así en masa, se oponga a algo en principio “bueno” e “inofensivo” me ha recordado a cuando en la universidad participaba en un fanzine (mítico SereS) y una semana salimos en portada con un titular tal que así:

LOS LAGARTOS INVADEN LA UNIVERSIDAD

¿Eran los lagartos o las ratas? Creo que eran los lagartos, porque en el artículo (de coña, éramos muy simpáticos, nos gustaba la chanza) hablábamos de una especie de invasión alienígena encubierta a lo “V” por toda la facultad… no sé, ha pasado tanto tiempo que solo recuerdo la polémica que se montó: varias alumnas de intercambio, procedentes de Latinoamérica (perdonadme, pero no recuerdo de qué país), ¡creían que las estábamos llamando a ellas lagartos y/o ratas y estaban que echaban espuma por la boca! (en sentido figurado, no echaban espuma real… insisto en que ellas no eran invasoras extraterrestres con la capacidad de generar una espuma tóxica que inmovilizara a sus víctimas terrícolas).

No, en serio, que se montó un pollo allí que flipas, con mediaciones de profesores y responsables de estudios… y yo (aparte de gozarlo mucho, porque cómo no) me preguntaba cómo era posible que la cosa más inofensiva del mundo (solo queremos hacer bromitas en un fanzine universitario para llevar mejor la semana) hubiera degenerado en una moción de censura a nuestra humilde gacetilla que ríete tú de Ramón Tamames. ¿Acaso no podemos tener cosas bonitas? Why can’t we ❤️ ny? Como decían los Smash Mouth a finales de los 90, Why can’t we be friends? (¡que era un cover del tema de War de 1975!)


Tengo un nuevo (y sensual) proyecto

  • Se trata de un nuevo blog que creo que me va a durar y hasta es posible que sobreviva a todos los demás. Se llama La Revistera (quería llamarlo El Revistero pero, lo típico, alguien pilló el nombre en 2009, publicó un único post y se quedó el título para siempre) y va de mi amor por las revistas. De cine, mayormente. Para mí son casi una forma de arte, no tiro ninguna, y poco a poco voy a ir colgando noticias, recortes, fotos, comentarios y hasta reseñas de ejemplares de hoy (por ejemplo, en breve analizaré el primer número de Best MOVIE, recién llegada a España) y ayer (soy un absoluto freak de este tema y no es extraño que me veas en el metro leyéndome una Imágenes de 1999 con Eyes Wide Shut en portada con Cruise y Kidman dándose cariñitos…). Sé que es un blog muy de nicho, pero voy a ir publicando “cosas curiosas y para todos los públicos” de vez en cuando, como aquel pedazo de foto-reportaje que le hicieron a Belén Rueda como si fuera una actriz de las películas más míticas de Alfred Hitchcock. Pues eso, que le deis cariñito al blog. ¡Gracias!


All by myself…

Thank you for reading Estoy buscando de lo mío. This post is public so feel free to share it.

Doctor Sleep no quiere que durmamos

He vuelto a ver Doctor Sleep , la película de 2019 que hace un doble combo desconocido hasta entonces, corregidme si me equivoco: es secuel...