miércoles, 1 de noviembre de 2023

Buenos días, una seria reflexión, ¿es el desayuno español el peor de toda Europa?

Hoy es fiesta y hace frío y el cielo está encapotado y no hacen falta muchos más factores para salir a la calle, comprar unos churritos y unas porras, regresar a casa, y encerrarse hasta que se reanude la vida (y eso es mañana -por cierto, qué bonita palabra "reanudar", volver a anudar algo-).  Esto, que lo hacemos muchos españoles los días de fiesta o los domingos perezosos (meaning ALL THE DOMINGOS), me parece una noble tradición que, sin embargo, nunca ha sido puesta bajo el microscopio.  O bajo ningún tipo de "copio", micro o macro.  

Y es que, queridos amigos del clásico desayuno español de días festivos, los churros y las porras son tubitos locos de pura grasa, harina, aceite, espesantes, emulgentes y pequeños leprachauns cuya única labor en la vida es la de introducirse en tu cuerpo y engordarlo.  A mí esto siempre me ha dado un poco igual (salvo cuando me da por comer sano y me vuelvo un ultra de LA VERDAD ALIMENTICIA -me suele durar mes y medio-), pero hoy mientras hacía cola para hacerme con mis "tres churritos y tres porras" (¿¿es eso mucho para dos personas de amplios estómagos??) me he puesto a pensar en el auténtico atentado contra nuestra salud que son los churros y las porras.  "Sí, póngame seis tubos de harina y sal fritos en aceite", venga, a tope ahí, y si quieres rociarlo todo con azúcar pues vamos, no te detengas (es broma, yo a esto no le pego, azúcar sobre porra es Satanás).  

En fin, que esta reflexión no va más allá de aquí, que me he puesto a hablar con Loida de cuánto nos metíamos con los irlandeses cuando vivíamos en Dublín con aquellos desayunos suyos a base de judías, morcilla, bacon, sausages rolls (literalmente, salchichas envueltas en hojaldre frito)... pero esta alternativa nuestra tampoco se queda atrás en dinamitar el organismo desde dentro.  Supongo que es un tema que deberemos abordar en nuestro podcast de comida Mundo Gordoncho (100% Unhealthy, 100% Unboring). ¿Estamos preparados para esa conversación tal como está el mundo? ¿Debemos también quitarnos los churros y las porras?

Personalmente, cada vez tengo más claro que estas pequeñas alegrías (hoy churritos y porras porque es festivo) son las que verdaderamente suman para tener una vida más... no sé si alegre, pero sí más llevadera.  Si me concentrara en, simplemente, ir incorporando estos momentos al natural discurrir de la vida en lugar de romperme la cabeza todos los días, en singular cococrash suicida, con esos objetivos inalcanzables e inalcanzados... pues no sé, estaría menos FRUSTRATED.  Síganme para más reflexiones profundas.  Ah, estoy poniendo en marcha el doble espacio tras punto y seguido, fórmula que odiaba de muchos escritores norteamericanos que cada vez encuentro más interesante para el ojo humano. 


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