lunes, 31 de julio de 2017

El futuro de la prensa


Hoy he visto en el Eason, una de mis tiendas favoritas de Dublín, una revista que me estaba llamando desde el estante. La que veis en la foto. He estado a punto de comprármela sólo por leer el reportaje de portada. ¿Las mejores 40 bandas sonoras pop? ¡Dímelas ya! ¡No sabía cuánto necesitaba este ranking en mi vida hasta que los vivos colores de la portada me han generado esta falsa necesidad de conocimiento inútil! Las bandas sonoras me pierden desde siempre. Cuando escribo en el portátil es prácticamente lo único que escucho (ahora está sonando la de Oblivion de Anthony Gonzalez de M83 y Joseph Trapanese, muy deudora de las de Zimmer para Inception y The Dark Knight con unos toquecillos Tron para darle picantito). Puedo identificar fácilmente a al menos seis o siete compositores de cine comercial americano. Ya, tampoco parecen tantos, pero son más que los que puede identificar el español medio.

El español medio es un señor que está ahí, a lo suyo, sin meterse con nadie, pero muy cansado de aguantar año tras año ser usado en todas las estadísticas de España. Pero un día, su furia estallará... resonará una voz en la noche, un hombre se alzará y dirá...

YO SOY EL ESPAÑOL MEDIO.

Pero a lo que íbamos, la revista. He hojeado con hache el resto de contenidos y bueno, que si David Bowie y nosequé etapa de su carrera, una historia del diseño de las portadas de los discos, algo de Cyndi Lauper... bah, mi interés real era uno solo, lo del ranking, Serían un total de ¿15 páginas? ¿18? Por ahí. He terminado dejando la revista en el estante porque valía más de 8 euros. Yep. Eso es lo que valen las revistas por aquí, como la mayoría vienen de UK y allí las venden a unas 5 libras por barba... tracatrá, a más de 8 euros la pieza. Claro, hay que pensárselo mucho. Yo antes era un descontrolado en la vida. Me refiero a comprar muchas revistas, no a consumir drogas. Ahora intento moderame (para desgracia de los accionistas de SciFiNow, SFX, Total Film, Empire, Entertainment Weekly, Starburst, Geeky Monkey...). No me la he llevado. Pero me he puesto a pensar... ¿y si vendieran suelto el reportaje que me interesa? 

Pagaría fácil un eurito, hasta dos, por ese contenido. ¿Y si despiezaran las revistas y vendieran los contenidos/artículos/columnas por separado? Igual que se compran las canciones sueltas y no es obligatorio llevarse el disco entero. En internet, en digital. EN EL FUTURO. O sea, EN AHORA. ¿Esto se hace ya? ¿Puedo comprarme del AS solo la columna de Santiago Segurola? ¿Es posible que de El País solo me lleve los textos de Elvira Lindo? ¿Puedo meterme en la Hobby Consolas y llevarme únicamente el Teléfono Rojo de Yen (esto es para los más viejos del lugar)? Oye, que si todo esto se sigue leyendo gratis en sus webs, estupendo. Pero es que las revistas enteritas no se pueden leer en sus webs.

Esto tiene que ser. Como le dijo Bart Simpson a nosequién cuando le enseñó el cómic "El dinosaurio-vampiro": "... Tenía que existir".


jueves, 27 de julio de 2017

Proceso de (des)composición


Me encanta leer sobre cine. Leo 84 revistas de cine al mes (he llegado a dudar de si me gusta mas el cine o las revistas de cine), visito webs de noticias y críticas a diario y suelo comprar toneladas de libros sobre películas, directores y toda la vaina. Pero hay un tipo de libro de cine que me vuelve loco: el noble, proceloso y absolutamente crazy proceso de producción de una película. Desde que nace la idea en la cabeza de una persona (o en la sala de juntas de una empresa de juguetes) hasta que se proyecta en la sala, las fases por las que atraviesa una película me parecen fascinantes, y en ocasiones mucho más que la propia película. 

Hace poco volví a ver Guerra Mundial Z y me gustó quizá un poquito más que la última vez (Brad Pitt is solid as fuck, el tercer acto es original y visualmente es bien golosa). Pero me gustó aún más después de releer la historia de Variety en la que se detalla con pelos (puaj!) y señales el camino tortuoso que atravesó esta cinta hasta el día de su estreno. Tened en cuenta que la idea original era llevar al cine la novela homónima de Max Brooks, pero si habéis visto la película sabréis que de la novela no cogen ni las comas. El proceso de creación de una película, con el tren ya en marcha como en este caso, siempre me ha subyugado como Nosferatu a sus víctimas.

Llevo muchos años haciendo un seguimiento intenso a este tipo de historias, que si Bill Murray iba a ser Batman, lo que tenía pensado Oliver Stone para un nuevo Planeta de los Simios, los múltiples volantazos del reboot de Cazafantasmas, la fallida versión de Superman de Tim Burton (mirad este documental que el propio director ha colgado gratis en YouTube si queréis indagar)… todo esto me chifla, me pone como una moto y, afortunadamente, hay un montón de material sobre el tema. Hasta en el mayor mojón comercial de Hollywood hay cierta creatividad, fallida, explosiva, deliciosa. Y si no, ahí están los libros de arte de cualquier film de medio pelo. Son espectaculares. Los devoro. Melocomotó, melocomotó, los garbazos del puchero...

jueves, 20 de julio de 2017

Salgo a correr con miedo

Esto no es material de jiji, jaja. Esto es serio.

En serio.

Últimamente, salgo a correr con miedo. Dos de las tres últimas veces que he salido a correr he sido perseguido por una gaviota. No sé si es la misma, que me odia y me localiza por un GPS especial para gaviotas al que la raza humana es totalmente ajena, pero la persecución está ahí. Y, mi miedo, aquí. En mis entrañas.

Es pánico total. Os cuento cómo va: yo voy corriendo por Dublín, a lo mío, por las calles normales, sin meterme con nadie, escuchando mis podcasts (si me siento especialmente vigoroso, me pongo música, pero en mi "modo viejo" voy escuchando podcasts). De repente, oigo como un bramido, un gemido gutural y pajaril. Me giro. Es una gaviota TRAZANDO DIAGONALES a mi espalda. Va posándose de farola en farola, o tejado en tejado, y precipitándose tras de mí haciendo vuelos en caída diagonales, como si fuera un kaza japonés o una maldita ave psicópata.

¿Besará una foto de su amante ("Love, Susie") antes de iniciar sus vuelos kamikazes contra mí?

¿Por qué SOLO me persigue a mí por las calles y no al resto de personas con las que me cruzo cuando corro?

Esto es serio. ¿Es posible que una gaviota ataque a un hombre solo porque sí? ¿Puede el animal, finalmente, hacerse con el control?

Son las 8:58 de la mañana en Dublín. Hace sol. Voy a salir a correr.

Tengo miedo.

jueves, 13 de julio de 2017

Band Aid: La película de la pareja que convierte sus peleas en canciones


Puede que a la peli Band Aid la llamen en España "Algo pasa con esa pareja" o similar... pero la gracia al concepto no se la van a quitar: una pareja que decide convertir sus continuas peleas en canciones terapéuticas. Si Zoe Lister-Jones, actriz, guionista y directora debutante, tenía alguna herida por sus series canceladas, he aquí una tirita maravillosa: la crítica la está poniendo por las nubes. 

Zoe Lister-Jones es una actriz de rostro interesante y delivery más interesante aún. Cada vez que ha salido en una serie, seguro que te has quedado con su cara...

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domingo, 9 de julio de 2017

La obsolescencia de las cosas. Y de los señores.

Hace unos cuántos años vi en RTVE un documental sobre la "obsolescencia programada" (reportaje que recuerdo estupendo y que podéis ver en la no menos estupenda web de "la tele de todos"); si no queréis invertir hora y cuarto de vuestra vida en él, ya os lo cuento yo: va de cómo los que cortan el bacalao programan todos los electrodomésticos para que se estropeen pasado un tiempo determinado y así tener que comprar uno nuevo. Desde el punto de vista del comprador no tiene sentido que hagan a posta una cosa que se va a romper, pero desde el punto de vista de los que venden los cacharros es lo más entendible del mundo: si te venden una bombilla que no dejará de funcionar NUNCA, ¿para qué vas a volver a su tienda de bombillas, Bombillas O'Farrell? (Vivo en Dublín y Bombillas O'Farrell me ha sonado bien).

Todo esto viene a cuenta de un pensamiento, de una sensación (de vivir) que he tenido hoy mientras Loida y yo dedicábamos el domingo de asueto a eso, al asueto (pasear, comer helados, esquivar gaviotas) y a ver pijaditas en tiendas varias. Una era de "cosas para el hogar" y he pensado que qué pena que compres lo que compres, la copa para el cóctel, la tabla de madera para servir los quesos o el rebanador de cuellos humanos de invitados plastas... nada quedará tan bien como en la tienda. Nada lucirá tan bonito y habrá alcanzado su prime tanto como en la tienda. Un objeto ha tocado su techo cuanto está expuesto en la tienda, es su noche de San Juan, su día más pleno de luz. Una vez lo compran y sale de la tienda, sus días comienzan a acortarse. Nunca quedan tan bien como en la foto. Se rayan, se manchan, se rompen. Se ponen feos. Y viejos. Y se convierten en clutter. Y hay que empezar desde el principio.

Esto me está ocurriendo también a mí, que me estoy convirtiendo en clutter. Ojeras, dolores de espalda tremendos, sueño permanente desde que me levanto, pesadez suma. Solo espero, deseo, que no haya llegado ya mi prime, quiero creer que aún no he sido expuesto en la tienda. No puede ser.

Doctor Sleep no quiere que durmamos

He vuelto a ver Doctor Sleep , la película de 2019 que hace un doble combo desconocido hasta entonces, corregidme si me equivoco: es secuel...