viernes, 23 de octubre de 2020

El libro físico

Como long-time-preacher de las virtudes del libro físico (lo bonito del objeto en sí, lo de oler el papel, lo de coger el libro entre tus manos, etc.), me encuentro un poco perdido ante el cambio que estoy experimentando en mi vida. Hace poco descubrí la aplicación Kindle para móviles Android y mi vida, esto es así, ha cambiado. Se acabaron las razones. Bye bye, argumentos. Sayonara, me gusta el olor a papel y a libro recién comprado. La verdad es que estoy adorando esta nueva encarnación del libro: digital, metafísica, cibernética. LIBRE. Es como si, liberadas de tinta y papel, las palabras llegaran más rápido a mi vida; estoy leyendo más y mejor que en mucho tiempo. Qué duda cabe que este vicio que he pillado al Kindle para Android se debe, fundamentalmente, a dos razones: 1) Sostengo en mi mano mi teléfono móvil demasiadas horas al día (darle al botoncito de la app es más rápido que todo el proceso levantarme-ir a estantería-coger libro-abrirlo-elegir posturita cómoda en sofá); y 2) Soy un recién llegado y, como toda novedad, el ansia irá disminuyendo progresivamente.

Pero lo que es cierto es que he encontrado un montón de ventajas que desconocía: las descargas gratuitas de cualquier libro es una absoluta gozada y, sobre todo, un termómetro excelente para pillarle la temperatura a un libro (se acabaron las blind buys!). O lo de bucear por autores, temas y títulos como si tú fueras ese dependiente de la Casa del Libro que se pone detrás de su ordenador a buscarte el libro que te interesa. Luego está lo de las recomendaciones de Kindle tras las lecturas o búsquedas que has realizado (sabemos que esto te hace tilín, Juan...); o lo de subrayar párrafos, hacer anotaciones donde quieras, ver los párrafos más subrayados por otros lectores (this is crazy) o la absoluta revolución que significa en mi vida lo de leer las notas a pie de página EN EL MISMO MOMENTO EN EL QUE VES EL NUMERITO, LE DAS AL NUMERITO Y TE APARECE LA ANOTACIÓN IPSO FACTO SIN TÚ TENER QUE PASAR PÁGINAS NI BAJAR MIRADAS A NINGÚN SITIO. Solo por esto ya merece la pena el libro digital. Veremos cómo manejo ambas pasiones, la física y la digital, ya os iré contando. Al final todo esto es culpa de One for the money y Katherine Heigl...

martes, 20 de octubre de 2020

Una pequeña actualización de mi (indecisa) vida: Sitges, Tiny Letters y dolores tobilleros

¿Por qué indecisa? Porque estoy entre un país y otro, trabajando desde un portátil en un trabajo que no me llena (o me llena de un líquido negro y viscoso que me empapuza y me aniquila como persona) y dudando una vez más de si empezar ahora "MI NUEVA VIDA" o hace tres(cientos) telediarios, cuando debería haberlo hecho. En fin, que una o dos veces al mes intentaré dar aquí una pequeña actualización sobre mi vida y milagros, siempre lo haré un martes. ¿Por qué los martes? Pues porque era cuando echaban Médico de familia en Telecinco. Es un homenaje.

  • Hace poco estuve en el Festival de Sitges, enmascaradísimo como manda el sentido común, y disfrutando de un certamen un pelín descafeinado (en lo que a ambientillo se refiere -lo cual era de esperar-; las pelis guay). De las siete producciones que tuve el gusto de ver, recomiendo muy fuerte la holandesa Tailgate (locos en la carretera), las americanas Save Yourselves!The Dark and The Wicked; y las españolas Un efecto óptico (premisa loquísima) y 30 monedas (el mejor Álex De la Iglesia desde hace ya ni me acuerdo).

  • ... No tuve la suerte de ver ninguna película del "género" Screenlife, que cada vez me gusta más y de la que hace poco vi la bueno-es-pasable-si-no-te-pones-exigente Host (que va de un grupo de amigos haciendo la ouija en una reunión por Zoom... cómo se aburre la peña...). Hablo más de este tipo de películas en este post publicado en Brenda Forever.

  • En el Festival de Sitges me compré una libretilla super chula, con el King Kong ya adoptado por el festival como mascota oficial en la portada (¿¿cómo se llama la portada de una agenda o libreta?? ¿¿la tapa?? ¿¿el dorsal?? Castellano, por qué me has abandonado...). Es una libreta que me he comprado "PARA ANOTAR TODAS MIS IDEAS". Ahora me temo que me pase como a Joey en Friends cuando se mudó a vivir solo para poder pensar en sus cosas y descubrió que, bueno, en realidad no tenía tantas cosas en las que pensar. La relación de los que escribimos (no profesionalmente, ojo, aunque sea por hobby (consolas) como es mi caso) con las libretas es fuerte; con las libretas y el material de papelería en general. A mí me fascinan los cuadernos de hojas amarillas, los stabilos fluorescentes (también los amarillos, el color subrayador por excelencia) y los encuadernadores de anillas con separadores de colorines. Nunca he tenido una Moleskine (en este sentido, por ese precio, siempre he llegado a la conclusión de Joey mucho antes que él). Y tú, ¿cuáles son tus materiales de papelería preferidos?

  • Cada vez me duele más el tobillo cuando corro. No soy un runner de nuevo cuño, guardaos esas críticas que ya salían por vuestra boca sucia; llevo años corriendo, ¡más de una década! Es el único deporte que "me gusta" (encuentro el gimnasio un absoluto sopor, inSOPORtable más de un mes, cuando expira la novedad). A ver, no es tanto cuando corro en sí sino más bien cuando estoy en reposo después de correr. Me dan dolorcitos. Pinchacitos. Soy mayor. Esto me está suponiendo un verdadero problema ya que es el único deporte que practico. Si no lo practico, me vuelvo panzudo.

  • En noviembre de 2018 me puse a escribir TinyLetters; cartitas íntimas y personales, con un puntito de sensualidad soterrada, para todos aquellos que se apuntaron. Tras 29 entregas en casi dos años (lo que nos da una media de 1'26 cartitas al mes), he decidido poner punto final (que no "punto y final" como dicen muchos ineptos) a la aventura... no sin antes rescatar todas las cartas bajo la etiqueta Tiny Letters para uso y disfrute de todos aquellos que no pudieron "gozarlas" en su momento. 


  • No quiero terminar este update sin dos recomendaciones finales. Por un lado, el producto que más feliz me ha hecho en los últimos días: las croquetas del Mercadona. Las de cocido y las de merluza y gambas. Que sí, que la dictadura del Mercadona y la comida healthy y blablablá... I feel you. Pero qué ricas están. Y, por el otro, te recomiendo que te suscribas a mis posts en la cajita de arriba a la izquierda (ver foto) para estar siempre al día de mi vida y así poder conciliar el sueño por las noches, ¡se acabó dar vueltas en la cama pensando si estaré bien o si habré cogido frío! Gracias.

viernes, 16 de octubre de 2020

El curioso caso de Katherine Heigl

Hay una peli de la actriz Katherine Heigl, una delirante de la que hablé aquí con pelos y señales (pelos y señales, ¡qué asco!), que vino a confirmar el declive de la que, apenas unos años antes, iba a ser la nueva Meg Ryan del cine americano. La nueva esperanza blanca de la comedia romántica. La nueva girl next door para toda una generación de espectadores. Protagonizó un buen ramillete de comedias románticas, ahí están, pero sin el toque de Nora Ephron o cierto cuidado en los guiones, su carrera quedó estancada. Bueno, por la falta de magia en los guiones... y por ciertos problemillas personales que, parece ser, daba la actriz en todos sus rodajes. Esto se lo leí a Juan Sanguino en uno de sus adictivos artículos (me gasto la mitad de los 10 gratuitos de El País al mes en Sanguino) y me quedé con una copla: la declaración de un agente o representante o algo de Hollywood que decía que era una de las apariciones más talentosas de los últimos años, que podía llevar ella solita el peso de cualquier producción; que era, básicamente, UNA ESTRELLA DE CINE. Con mala suerte en taquilla, una desastrosa madre como representante y un ego como la Catedral de Santiago... pero una estrella de cine. En potencia. Latente. Me quedé fascinado con este detalle... ¿era realmente una estrella de cine y no había reparado en su existencia?

Desde que me quedé con dicha copla, me he visto unas cinco películas de la actriz, la mayoría puras chick-flicks (que disfruto como un gorrinillo). ¿Es una estrella de cine? No lo sé. Creo que es muy buena. Creo que puede sostener una película ella sola. Creo que merece mejores papeles. Y lo que creo, por encima de todo, es que le tengo que estar muy agradecido. Gracias a ella he descubierto al personaje de Stephanie Plum. Así se llama la prota de la (estimable) película One for the money (La cazarrecompensas en España); una delicia de personaje, un torbellino, un volcán; que ha erupcionado en mi vida del mismo modo que toda esa lava se vierte sobre el desgraciado pueblo de Dante's Peak. La peli me llevó a la novela original y esta me llevó a la feliz noticia de que no es una novela sino UNA SERIE DE VEINTIMUCHAS NOVELAS que quiero devorar... pero el descubrimiento mayor del reino, al que nunca hubiera llegado sin la entrada de Katherine Heigl en mi vida, es ese nuevo mundo de entretenimiento que es puro riesgo para mi bolsillo: la versión gratuita de Kindle para móviles Android. La primera novela, adquirida a golpe de click tras gozar la muestra gratuita que ofrece Kindle, ya está en la buchaca. ¿Cuánto aguantaré antes de darle otra vez a click? ¡Ay, mamá! ¡Ay, Katherine! 

viernes, 2 de octubre de 2020

Yo, yo y yo

 En esta entrevista en El País a Edu Galán por su libro sobre Woody Allen, el autor deja varias reflexiones interesantes, con las que se puede o no estar de acuerdo. Como muestra valga el siguiente botón, acerca de esta Sociedad del Yo que nos hemos construido:

Es cuestión de prioridades, no digo que sean incompatibles, pero las luchas sociales en Estados Unidos están de capa caída o han desaparecido y en cambio cosas accesorias como que Woody Allen publique su autobiografía se protestan con una energía que me parece desproporcionada. Es una consecuencia lógica del sistema que te repite que tú eres el centro del universo y que lo que importa es tu emocionalidad, y tus derechos pasan a segundo plano porque lo que importa es estar cómodo. El sistema trata de rodearte de algodones y que no veas repugnantes tus derechos laborales o tu nómina y sí veas repugnante a un señor por valores que, aunque fueran ciertos, deberían ser la última de las preocupaciones de un trabajador.


Doctor Sleep no quiere que durmamos

He vuelto a ver Doctor Sleep , la película de 2019 que hace un doble combo desconocido hasta entonces, corregidme si me equivoco: es secuel...