LinkedIn es como La Voz, todo son buenos consejos, buen rollo, optimismo, nos ayudamos, aquí potenciamos tus virtudes, este es solo el comienzo de tu viaje, tienes muchas posibilidades, mira cuánto respeto y aportaciones, aquí solo despachamos optimismo y buena vibra, pero... ¿cuántos concursantes han salido con trabajo de La Voz?
EXACTO.
Viene todo esto a cuenta de:
A) La rabia que me da no conseguir curro de lo mío a través de dicha red social (por supuesto, no voy a disimular que este es el primer motivo)
B) La manía irremediable que le he pillado ya a LinkedIn por ese farzerío imperante que tan bien denuncian desde la cuenta de Twitter llamada The State of LinkedIn; y
C) Lo que presencié el otro día en LinkedIn y que me dio mucho gustirrinín
Tanto gustirrinín me dio que os o voy a contar. El otro día asistí en LinkedIn a un caso del regador regado y LO GOCÉ AL MÁXIMO. Sí, El regador regado, ya sabéis, aquella peli en la que, para demostrar las virtudes del cinematógrafo (la imagen en movimiento y todo eso), un señor se asomaba a su manguera para ver por qué no salía agua y, PATAPUM, chorrazo de agua en toda la cara... ¡El regador regado, clásico! (Os la pongo aquí debajo, os aconsejo que la veáis hasta el final, cuando hay un SEVERO CORRECTIVO de una violencia que ríete tú de John Wick):
Bueno, pues el caso es que una persona de estas que te ayudan a contar el storytelling de tu empresa o la deep core digital trust de la verdad de tu negocio o el flowerpowering de tus valores o alguna de estas cosas tan guays publicó algo así como "los consejos para que no descarten tu CV de primeras" y, entre consejo y consejo, tiraba alguna puyita a los candidatos en plan "no me puedo creer que hoy en día sigáis haciendo esto" o "esto es un básico que deberíais conocer". La primera respuesta a su post fue... pues bueno, una chica corrigiéndole algo de su propio perfil de LinkedIn... lo del regador regado, vamos.
Iba a poneros aquí debajo unos pantallazos del asunto, pero la cosa no es meterme con nadie (de hecho, el regador que fue regado encajó con muchísima cintura el comentario -pero muchísima-); ni tampoco criticar ese tipo de publicaciones en las que alguien, de buena fe, aconseja a los demás cómo aumentar sus posibilidades de ser contratados; lo que sí pretendo con este post es pegar un gritito in the desert, desfogarme un poco de ese ambiente happy-happy de la red social del trabajo (a Mister Wonderful ya no le está funcionando tan bien ese tono, que vayan tomando nota) en la que no consigo trabajo. Si lo consiguiera, of course, me callaría como una rata y todo me parecería top notch. No sé, a lo mejor me pueden contratar como rata.