1) Dar pataditas en el cine: No en plan Jackie Chan, un tipo que de repente se levanta y torna en molinillo, ahí venga a repartir patadas voladoras como si no costara, no; me refiero a esa amable gente que le da pataditas a tu asiento durante toda la peli. Si te estás cambiando de posición y me das sin querer, ok, no problem, sigue con tu vida, colócate bien el escroto; pero si me das tres y cuatro y cinco veces vamos a tener un problema. ¡¿Pero cuál es el extraño placer que experimenta un ser humano golpeando el asiento de delante?! Sabes que no es una pared, ¿verdad? Que delante hay un cuerpo humano. Esto debería ser como la línea discontinua en la carretera, puedes tocarla, pero mejor que no. Si no eres un hombre zancudo o Fernando Romay o un casteller buscando impulso, remove yourself from this disgusting activity. CASTIGO PROPUESTO: Sumergir sus dos piernas en agua hirviendo hasta que la carne se deshaga y que una familia zulú se de el banquete del siglo… todo esto filmado y proyectado en el cine en plan “cinema verité” mientras yo le doy patadas al asiento de delante, que es donde está sentada la madre del tipo que perdió ambas piernas en una cazuelita indígena y sensacional.
2) Llegar tarde a los sitios: Uy, es que había mucho trafico, me he liado, estoy en 10 minutos (mensaje que te llega tres minutos después de la hora a la que HABÍAIS QUEDADO)… escucha, amigo, has llegado tarde porque la palabra que das tiene tanto valor como un euro de madera. No es la primera vez que lo haces porque eres un impuntual y no puedo soportar tu cara. ¿No entiendes que yo he llegado entre 5 y 10 minutos antes porque quería estar a la hora señalada con Johnny Depp? ¿No sabes que los modales son la forma de demostrar nuestro respeto hacia los demás? ¡¡Arrancaré tu cabellera como un indio!! CASTIGO PROPUESTO: Pro-puesto que no es la primera vez que llegas tarde sino que esto es práctica habitual en tu vida, introduciremos en tu estómago un reloj de cuco programado para sonar a la hora a la que tengas una cita. Ojo, que como no estés antes de la hora, el reloj sonará y un cuco irrumpirá como un alien destrozando tu cuerpo desde dentro. Oh, cuco, oh grandioso, tú nos liberarás.
3) No saludar a tus vecinos pero ni de canto: Los vecinos son lo más cerca del infierno que existe en la Tierra, esto es así. ¿Qué clase de gente pone la música a esas horas, da esos golpes innecesarios y, en general, molestan tanto por el simple hecho de existir? ¡
4) Apoyar tus pies sobre el asiento de delante: Esto también ocurre en el cine y no sé si me pone más o menos enfermo que las cinema kicks. En este caso tenemos, generalmente, a personitas de 35 años para abajo que, quizá porque ya tengan reuma porque en realidad son viejas señoras de pueblo con achaques, deciden que lo mejor es reposar las piernas sobre el asiento de delante, total, como no hay nadie sentado y necesito activar la circulación… Muy bien, payaso, pero ¿sabes que al lado de ese asiento vacío HAY GENTE? Esas cabezas de la izquierda y la derecha, ¡no son de goma, son señores! Gente que puede sentir el traqueteo de tus reposados, que puede ver una zapatilla a escasos centímetros de su cara cuando quiere mirar A LA PANTALLA, que puede oler ese dulce aroma que emana de tu calzado… ¿Qué te hace creer que tu entrada es para un “asiento exclusivo con reposa-piernas, solamente para ti en todo el cine porque eres especial”? ¡Golpearé tus talones con una maza hasta el chasquido! CASTIGO PROPUESTO: Retarle a que pose sus cansaditas piernas sobre dos caimanes del Trópico que no hayan comido en una semana. Esto mientras se proyecta Cocodrilo Dundee.
Antes de la quinta, un mensaje de uno de nuestros patrocinadores... ¡yo mismo! Apúntate a mi notita semanal para lucir más joven ante el espejo, en serio, funciona (bueno, también puede que DEJES de reflejarte ante el espejo porque meto ahí unas quejas de señor viejo que te convertirás automáticamente en vampiro, condenado a vagar por la eternidad llevando túnicas, bebiendo líquidos misteriosos en copas recargadas -¿es vino, es sangre... estás jugando con mi cabeza!- y yendo al instituto a buscar a tu alma gemela, que oye, tampoco está tan mal).
5) No comprometerse a cosas: Lo vamos viendo, ya te digo, si eso te aviso, no sé cómo lo tengo… Oiga, ¡que se comprometa a cosas! ¿Quieres quedar mañana para comer un mantecado a las 12 del mediodía, LA HORA DEL MANTECADO? ¡O sí o no! Puede que lo que “tienes que ver” es pensar si realmente quieres hacer una actividad conmigo... pero recuerda que si tengo acceso a ti para proponerte actividades es que ha habido un acuerdo tácito de amistad previo. ¡Tú me diste acceso! ¡¿Ahora qué mangoneo es este de “si pero no, no sabe no contesta”?! Podría pasar algo más grave: no es que no quieras hacer mantecaditos conmigo (una experiencia gozosa, ¡GOZOSA!) sino que quieres dejarte LAS OPCIONES ABIERTAS por si cinco minutos antes de la gran mantecada te llama Manolito y te propone un plan mejor… ¡ah, pájaro, que te hemos cazado! En ese caso me despacharáas con un WhatsApp tipo “al final no puedo, me ha surgido una cosa”… CASTIGO PROPUESTO: Ya que eres un adventurer al que le gusta esperar hasta el último minuto con tal de darme esquinazo por CUALQUIER OTRO PLAN/ANYTHING AT ALL, el castigo ideal sería invitarte a dormir en un gran dormitorio donde una cama alberga serpientes, la otra es donde se tumban los faquires y en la otra hay un oso grizzly al que le habremos inyectado una dosis de adrenalina. ¡Elige ahora, muchacho, múltiples opciones, como te gusta!
En la cama nº4 te espera este tipo |